La noche crece y se anida en tus ojos
que brillan como llamaradas de fuego;
me derrito bajo su flama y encaramados,
danzamos bajo la luna un símil de cortejo.
Reconstituyente es, el zumo de tus labios,
extraño elixir que me causa desasosiego
y me hace habitar en mundos alternos…
de insólitas tonalidades donde me anego.
Amo las noches en que nos hacemos poesía,
tántricamente nos vaciamos el uno en el otro,
bajo nuevas formas… emprendemos la travesía.
Morimos y redivivimos en esa otredad sin razón,
que con apego o sin apego, nos hace únicos…
para reinventamos cada día con la misma pasión.