Ben-.

Oscuro diván-.

Dónde, dónde

permaneced quietos

en vuestros solitarios aposentos.

Dónde, dónde

quizá en aquellos páramos

desérticos, monumentos,

en la distancia, de los grávidos

cuervos que frecuentan el río.

Se estancan los labios

sin numerarse en secuencias formales.

Se cubren de óxido, hollín, las manos

de terciopelo. Y el averno se distingue

como una celosa reina. Oh abismos,

donde mi cabeza se recrea, y pace

junto a la voluntad extinta de un galápago,

de un ciempiés, de una raíz marchita!

Y en ese oscuro diván, de hojas ya aplastadas,

cunde la sinfonía de un gramófono sin aguja.

Ya siempre sin aguja...-.

 

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