A veces (siempre),
me pregunto:
¿Y si cambio mi forma de vestir?
o quizás sea mi forma de hablar
¿Será el cómo camino?
Probablemente se la X
que acompaña la L en mis camisas,
puedo cambiarla si hace falta, aunque,
debe ser mi exceso de atención
¿Si me vuelvo indiferente? pero,
¿Y si así la pierdo?
Sería capaz de cambiar lo que haga falta
para que seas tú.
pero,
al final no te tendré conmigo
porque ese, ese no seré yo.
Qué ironía más grande
y dolor tan profundo,
la agonía de no hacer nada
mas que verte ahí.
Un oasis en el desierto
después de meses perdido
en arenas de soledad,
sabiendo que estás ahí,
un cristal que al romper
correría el agua entre mis manos y se evaporaría.
Ya no quiero ser yo,
quiero ser lo que deseas.
Quiero ser el sol que busques por la mañana
pero, por más luz que irradie,
jamás seré las estrella que gustas.
Maldito sea el día que te conocí
y bendito que es tenerte.
Márchate pronto y, quédate mucho.
Acércate lejos,
que amarte me está doliendo.
Quisiera un final
pero, ni dejar de gustarme puedes.
Así que dejaré de exigirme tanto y
vamos a dejarlo en punto.