Palpita el corazón desenfrenado,
golpea entre las rejas de mis miedos,
intenta serenarse y abrazarte
mas ya no tiene alas,
le arrancaron las plumas una a una,
unciéndole cadenas,
le negaron el agua de tus besos
el pan de tu mirada,
y ahora se encabrita y se desboca
sacudiendo mi alma.
Mécelo en tus brazos,
dale asilo en tu pecho enamorado
y deja que se funda con el tuyo
en un pálpito eterno
en un yugo de amor enarbolado
para sembrar la tierra,
en un surco infinito como el tiempo
bajo un cielo de estrellas.