De furias intensas y sentimientos fallidos tu lograste que en claridad me viera.
Ante huracanes desconocidos y bosques de tristeza profundos generaste jardines de felicidad.
Me vi envuelta en tu risa veraniega pues tu alma bella cautivó mi atención y se llevó así cada cursi canción que al pronunciar mi boca interrumpidas quedaron por el sonido de tu voz.
¿Qué decir de ella, de tu voz?
Es mi pausa favorita cada día.
Es el impulso que revive mis ansias de vivir.
Es el secreto que guarda mi corazón.
Es la melodía que jamás podría faltar.
Y…¿Qué decir de ti?...
El cielo que siempre quiero visitar.