Carlos Rojas Sifuentes

De lirios y gotas frías

Tiene gotas el lirio que no se agotan,
ni con los guiños del sol ni con los besos de la Luna.
La otra noche le cayeron aguaceros frescos,
de aquellos que vienen y se van como las horas,
y le dejaron hojas de baño frío, y sobre los pétalos
infinitos prismas, dispersos por todos sus colores.
El lirio no me llama, me ve pasar mirándolo,
Y yo quedo muy fijado en sus hermosuras
húmedas, de tanto haberlo cubierto la estación.
Yo no sé si el lirio acaba de salir de la ducha
o se pone siempre ese maquillaje de frescura,
pero, ahora mismo me lo estoy llevando a casa
en una palabra, un aroma, un color y una sensación
que se alberga en mi memoria, precisamente
en el jardín sembrado en el lugar de mis recuerdos,
para disfrutar cuando no tenga luz que me alumbre
ni verde que le ofrezca promesas a mis anhelos.