Me tienes en tus manos
atrapado como un pájaro
de alas heridas y pico amargo.
Yo no puedo irme volando aunque quiera;
porque tienes en tus brazos la primavera.
Yo me anido en tus manos,
tus manos de enredadera;
mi nuevo hogar es cálido,
cálido como una hoguera.
No me sueltes que caigo,
caigo como una piedra;
ahora tú eres mi árbol
y tus ramas me rodean.
Yo no quiero irme volando aunque pueda,
porque me tienes en tus manos;
tus manos de enredadera.
Mi nuevo hogar es cálido,
cálido como una hoguera.
Felicio Flores