Invertebrado, todo carne y agua,
abandonado a mi suerte
yo sonrío con brava constancia
sobre puñales que hieren..
Tal vez agónico,
sobrio, y sin más palabra
que mi enemigo pensamiento.
¡Idiota!
Jamás se irán de tu cabeza
los unicornios negros
que bailan con danzas de muerte,
jamás, podrás dedicarle a la vida
ni un trozo de suerte,
de victoria, de un triunfo
de los que duelen.
Eres solo el presagio
de un ser turbio
y sin sustancia en la sangre.
Pero cómo te van a amar..
Si solo eres el sustituto
de las horas vanas,
el café de media tarde
que a sorbos se devora
por aburrimiento.
Sólo el sonido mutado
que acompaña a la soledad.
Cómo quieres ser ala en Pegaso
si te falta la rigurosa dignidad...