marianluis

Dormir

Luchaba y luchaba, limpiaba una luna de sangre con tanto esfuerzo,

con tanto fervor y dedicación, una y otra y otra vez limpia sin temor,

llena de dolor, la luna se volvía plata y se manchaba nuevamente,

comenzaba desde cero, una y otra vez fielmente,

cada vez que lo hacía me llenaba de satisfacción enormemente,

había cumplido a pulso, y me justificaba firmemente,

años de esfuerzo, una y otra y otra vez,

todo el tiempo y cada vez, una y otra vez,

todo el tiempo y otra vez, una y otra vez,

aunque me cayera me volvía a levantar sin cesar, una y otra vez,

no había nada que lamentar una y otra vez,

como si nunca fuera a terminar, una y otra vez, una y otra vez.

Un frio terrible, una voz tormentosa, ver a mi lado personas que andan en zozobra,

ver a los zombis de mi mente, cruelmente y tristemente, esas son sombras,

camino en penumbras de un lado a otro sin recorrer más de un diámetro preciso,

situaciones a mis alrededores que poco entender, no es decidido,

emociones ajenas, forma de actuar como ausente de mi alma,

un agujero en el pecho me identifica como vacía y en calma,

gritos que nadie oye o que nadie entiende,

ni el dolor ajeno, de quienes están a mi alrededor se entiende.

El dolor físico se hace notorio y el resto es historia.