Hay una nube de espanto recorriendo por el mundo
una ira contenida, que se escapa pulso a pulso.
Una palabra agotada que inhala cada segundo
y regresa a los orígenes de sobre vivencia y luto
exhalando llamaradas donde incinera el futuro.
El amanecer se nubla con un discurso de odio
que despierta las cenizas dormidas en crematorios
es un caldo de cultivo favorable y no discreto
un efusivo convite a volcarse en los excesos
Hay un virus de locura oculto en cada cerebro
desplazando la cordura plasmada por los ancestros
en muros que fiel recuerdan y advierten de los peligros
a los que estamos expuestos.
La historia habla de expulsiones, de emigración
el destierro de cerrar puertas del alma, y abrir corazón al fuego
de parpados entornados, y de bocas en silencio
negar consuelo a un extraño porque nació en otro suelo
la humanidad cambia el nombre por el alias de tormento.
Hay una nube que emana de chimeneas de misterio
un olor a carne humana cocinada a fuego lento
desde portales abiertos gritan el horror los muertos
recordando que cabalgan los jinetes del despecho
flores de sangre y dolor bordan amnésicos sueños.
Ojo, no será pequeño juego, arderá ya si control el porvenir,
los recuerdos, lo que hicimos hasta hoy, la historia de nuestros pueblos,
los hijos de nuestros hijos, se apagara nuestra luz en un planeta desierto
suenan tambores de guerra, quizás aun nos quede tiempo.