Del tiempo imperecedero
Que impacienta al segundero
Aprendí lo que es la prisa
Y el dolor de su sonrisa
Aprendí lo que es la brisa
Dando vida a nuestro rostro
El minuto, el tedio, el costo,
Del reloj que no improvisa
Y he aprendido del destino,
De la embarcación del puerto,
Inconsciente en el mar, muerto
He dudado del camino
Pero la duda es humana,
Y dudando sé que existo,
Y existiendo sé que siento
Y sintiendo me desvisto
¡Vean todos al nudista!
Que nunca quitó su ropa
A esa copia del artista
Que nunca encontró luz propia.