Al final del día,
sigo siendo el mismo mar de incertidumbres,
un peón en el tablero que se abraza a su derrota.
Al final del día,
no hago otra cosa más que escribir a ciegas,
coleccionando tus huellas y tus gestos.
Al final del día,
Tú eres el poema,
y yo la letra que te describe,
que te resguarda bajo llave
en el centro preciso de la memoria.
M.C