Infinitos son los besos que te he dado
bajo el marco de una luna desvaída,
con el manto de la noche estremecida
y el silencio de un entorno muy callado.
Son recuerdos que en mi mente se han fijado,
por esa magia, de hechizos embebida;
brillante esplendor de tu aura enaltecida,
loca pasión de mi espíritu azorado.
Te recuerdo como el hada de mi vida
que hizo opacos los recuerdos de otras damas,
y es por ello que mi alma aún no te olvida.
Si te evoco mis nostalgias se hacen flamas
porque fuiste para mí la más querida,
y princesa de recuerdos siempre en llamas.
Jorge Horacio Richino
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