Cuando pienso en mi destino
no sé si estaba ya planificado
y de conocerlo con tiempo
mucho le hubiera cambiado.
De todo lo que nos sucede
solo Dios está informado
y si el planificó mi vida
nunca yo fui consultado.
No debemos obsesionarnos
por conocer nuestro futuro,
porque conocer el día final
sería un golpe muy duro.
La vida siempre hay que vivirla
en paz y con mucha alegría
y evitar preocuparnos tanto
que pasará el próximo día.
El pasado es de gran ayuda
para poder vivir más seguro,
y se me hace muy difícil creer
que nos adivinen el futuro.
Sería demasiado terrible
conocer nuestro destino,
porque el interés por vivir
se iría por un solo camino.
No conozco mi destino
ni lo quiero conocer,
porque si lo conociera
loco me podría volver.
Autor: Alejandro Díaz Quero
Villa de Cura,24/01/2022.