Casi nunca, pero siempre, estabas.
Aquí, allí, a veces sí . A veces, sólo a veces
y de vez en cuando, casi nunca,
siempre despertándome cuando no amanece
Casi nunca, quizás siempre, llorabas
de tus labios el carmín besandome tan fuerte
que de vez en cuando, quizás nunca,
me llenabas las pupilas de tus ojos verdes.
Casi nunca, de vez en cuando, me llamabas
desde allí, aquí a lo lejos, tan cerca de mis redes
que por salir a pescar sin luna ni calma,
una noche, quizás todas, sigues en el puerto esperando verme.
Y me buscas, casi siempre entre las olas
y les cantas un cuento para ver si se duermen,
para que al despertar ya nunca más sea nunca
y vuelva para siempre al puerto de tu piel a naufragar cuándo amanece.