Callo para hablarte
desnuda y sin palabras,
hago hablar mis ojos,
mis manos ya gastadas.
Y te cuento lo perdido,
el viaje sin esperanza,
la orilla de todos los rios
siempre han sabido del agua.
Como no sé del dolor,
los amores no me faltan,
de la piel envejecida
y de noches sin pijamas.
Callo para compartir
el silencio hondo del alma,
la tarde se viste de ocaso
y la noche ya me llama.
Y yo sigo las sombras
que no conocen el alba
y la lluvia del domingo
que me moja la cara.
Así te hablo por horas,
te converso sin decir nada
y espero que me respondas
con una sola mirada.