hay soledad en mis palabras que al no juntarse con las tuyas no tienen el sonido de la noche esperada hay soledad en mis ojos que al no llorar con los tuyos no pueden hacer de una mañana una felicidad de dos locos hay quietud en mis manos que al no moverse con las tuyas lloran al costado y a veces estando quietas ya no aman en contramano pero lo que no hay en mi corazon es esa arena de sangre aun por no tenerte matandome y soy sin embargo al estar viva la que no tiene el mas alla de tus sentimientos en mi viajando no somos dos gotas que al caer se unen por lo bajo somos solo dos lluvias llorando de un cielo cuando el temible infierno nos va llamando como en la grieta de mi pais el amor y el odio nada acuerdan por ahora somos solo llaves cerradas de las puertas del alma con un solo invitado la tristeza cotidiana