Por si viajan a París
ojo al frío e indiferencia;
pueden morir en la calle
sin que nadie los atienda.
Vivimos un mundo raro,
con hechos inexplicables;
vamos yendo cuesta abajo
somos seres deleznables.
Es imposible creer
que haya tantos distraídos;
y que no le importe a nadie
ver a un hombre, ahí caído.
En la ciudad de la luz
se apagó un farol humano,
y como nadie hizo nada:
¡Estamos hasta las manos!
Jorge Horacio Richino
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