Alejandro

Ventura

Hay días que la convergencia

del sol y la luna

es una mortal estocada

que embelesa los sentidos.


Las curiosidades de mi nombre

no hay quien las despeje,

está desdibujado el signo de pregunta

de tus últimas palabras.


Los guiones que seguías

como rastro se suspenden,

ahora te tienen boca abajo

con un colmillo en la sien.


Los salvajes gusanos

que disfrutarán el manjar del requiem

ahora anidan en la tierra

socavando encrucijadas.


El negligente corazón es testaferro

del dandi fullero

que vendió la noche

por migas de alquitrán.


Subraya el tachón

donde cabía la lágrima

y respira el éter

que exhalan tus palabras.