Busco tus palabras, ¡oh luminosa
materia viva!, sangre de mis venas,
vestal hecha de sueños, frágil diosa,
al fin del día de nubes verbenas.
Yo sé que eres el universo, hermosa
música cautiva de tantas penas,
tú izas el mar con agua poderosa,
tú curas en sal con tus manos plenas.
Y esta pluma que soy, esta hoja liviana
sujeta al vendaval que la devora
sigue el rumbo impreciso de la vida.
Ya existe el reloj con su mortal hora,
el segundo que espera mi alma vana
para ser eterna en tu voz querida.
Publicado por Golem.