La luna y la rosa emergen de una colina de espinas
mis lagrimas son ciruelas de un árbol de otoños
tanto dolor en un segundo que ahorca mis retoños
estallo en los cristales de mi ventana soy solo ruinas.
Declinan las montañas se derrumban mis palabras
expulso cuervos de mi pecho abierto por tu ausencia
huyes con tu soledad que llamas junto a esta demencia
veo la muerte en mi melancolía mi rostro es de piedras.
Aulló como animal atravesado por tus saetas rojas
levanto la noche con tu recuerdo agrietado y lejano
todo me aprieta, crujen las ramas lloran en mi mano
no hay una caricia huyeron las rosas entre las hojas.
Voy enterrando mis huellas voy desenredando el viento
arden mis huesos leña para esta noche fría sin tu memoria
te pienso aun costado de tu olvido sintiéndome solo una escoria
empiezo a amarte nuevamente encendiendo mi sentimiento.
Pax