Murialdo Chicaiza

ELEGÍA A TULIA

Hermana, bajaste a la tumba

y nos dejas la bondad

como una flor matutina

como un regalo florido.

Ya descansas de tus dolores

entre caracolas lejanas

entre gaviotas del silencio

entre cangrejos estupefactos.

El canto del mar te arrulla

niña de la vida

mujer de la sombra y de la luz.

Amiga, no reclamarás el paraíso

que para mí está perdido.

Ahora  ya eres arena desmenuzada

ola que jamás retornará

misterio atrapado en una loza

cavidad húmeda y oscura.