Hermana, bajaste a la tumba
y nos dejas la bondad
como una flor matutina
como un regalo florido.
Ya descansas de tus dolores
entre caracolas lejanas
entre gaviotas del silencio
entre cangrejos estupefactos.
El canto del mar te arrulla
niña de la vida
mujer de la sombra y de la luz.
Amiga, no reclamarás el paraíso
que para mí está perdido.
Ahora ya eres arena desmenuzada
ola que jamás retornará
misterio atrapado en una loza
cavidad húmeda y oscura.