Asomaba de mañana, tempranito,
su mosquítico chorizo, chiquitito.
Tan inmensa su pequeñez era
que ni encontrarlo lograba
sumergido en la bañera.
Gusanito microscópico
lombriz escasa del trópico
que ni mil veces agrandada
alcanzar pudiera una pulgada.
¿Es que la Mano del Grande
necesitara más barro
y lo que había en el jarro
sólo alcanzó para el glande?
¿O es acaso un gran confuso
y a algún parásito o bichito
en vez de algún pequeño pito
le creció un enorme intruso?
Es la fuerza de Natura
que tras jornada muy dura
sostuvo un minuto manso
y se tomó un pequeño descanso.
Fue una simple olvidetra
del fabricante tisular
que en ese día fue a olvidar
cubrir con carne y piel la uretra.