En la sierra del Aramo
tras coronar La Mostayal
decidí aventurarme
y otros picos explorar
fue bajando una colina
con el ánimo de atajar
que me metí en un problema
y a Dios gracias voy a contar
La bajada tenía pendiente
pero... Se podía lidiar
quizás lo más sensato era rodear
pero ahorraba mucho tiempo
si me aventuraba a bajar
ya en la mitad del descenso
mucho barro comencé a encontrar
una caída cada vez más profunda...
¡arriba no peligraba tanto este lugar!
¡No hay vuelta atrás tengo que bajar!
si tengo que volver a subir
con lo cansado que estoy voy a reventar
seguí descendiendo otro rato
al punto en que ya no podía bajar
pues en vertical casi la pendiente
sin mis cuerdas ni mis piolos
era un suicidio bajar
Dando la media vuelta intenté remontar
pero... la cantidad de barro en la botas
advertía... ¡Esto es un barrizal!
voy a resbalar y me voy a matar
era imposible subir
y aún peor intentar bajar
¡si subo seguro me mato!
¿y como bajo yo de aquí?
Quince metros quedaban de bajada
y los pies empezaban a resbalar
miraba abajo las escarpadas rocas
¡ya está! en breve me voy a despeñar
toda la vida pasó en un momento
en fugaces fotogramas por la mente
y con un sudor frío muy humano
mucho miedo pasé al pensar...
Papá hoy al cole no te va a ir a buscar
¡Por Dios! ¡El nene! ¡El cole! He de bajar
sin mirar abajo emprendí el descenso
empuñando yerba con ambas manos
descolgado el cuerpo de la pared
y súplicas por no arrancar lo puñado
destrepando de matojo en matojo
hasta tocar con los pies en el suelo
momento en que reventé a llorar
Yo esto... ¡nunca jamás!
A la montaña no vayas solo
tú compañero te puede auxiliar
tras esta lección aprendida
cumbre en La Mostayal
y otra anécdota que contar
Aitor Duarte Fernández