De todo lo visible y lo invisible,
de aquella otra mitad del cielo y sus confines,
de la enfermiza palidez de los cometas,
de la edad de la inocencia de los astros,
de todo lo que es humo y espejos
vestí mi desnudez y tracé el paisaje cercano.
Aún resta que el silencio se pronuncie,
que las opacas voces tañan de bronce los cielos.
Más allá del crepúsculo no vuelan los pájaros,
se deshacen sus alas en trigales breves.
En mi memoria el aroma de la lluvia,
el volatín de sus balcones y tejados.
De todo lo soñado que ahora es nada,
de las vidas que vivimos como extraños,
del olvido y las ausencias que aún nos hieren,
latía mi corazón aquellos días
como isócrono reloj de angostas latitudes,
y aventaba de mi boca la ceniza.
Moría como un pájaro en tu mano,
palpándome la herida y hurgando en tu regreso.
Sentíame océano distante apenas respirando junto a ti.
Corría la sangre y pasaban lentas las aguas,
y el tiempo parecía descuidadamente dormido.
Insomne cuando la noche me ahoga.
\"Pájaros de niebla\" (2022)