Mi vida estaba vacía,
nada me hacía reír.
Mis ganas estaban dormidas,
no me importaba morir.
Mi vida estaba vacía,
pero tu llegaste a mí,
con tu infinita ternura,
alegraste mi existir.
Te convertiste por siempre,
en la luz de mis mañanas,
eres dueño de mis risas,
tú despertaste mis ganas.
Yo me olvidé de la muerte
Me motivaste a vivir.
Mi vida estaba vacía,
pero tu llegaste a mí.