Quizá no sea la rosa
La flor que represente
La fuerza de mi encanto
Ni su perfume sea
La aroma de mi ser.
Talvez sea una Dalia negra
De belleza incomparable
Por su trágica historia
De amor y de traición
Que los celos y la envidia
A su muerte le llevó.
O quizás sea un tulipán
Con historias inconclusas
Que en otrora fuera,
La moneda de cambio
De mayor denominación.
Allá en la Holanda vieja
En el siglo anterior.
Por qué no el crisantemo
Dueño del mundo entero
Que en ese país lejano
En su imperio desafío
Al tirano emperador.
Y cobrándo una venganza
Su sangre dejo regada
En un plantío de amor.
Talvez sea yo una azucena
O lirio de mayo en flor
O quizás sea una gardenia
De las dos de Don Daniel.
O un diente de león
Efímero y etereo
Suave como algodón
Sin un pizca de sordidez
Quizás sea narciso amarillo
Símbolo del amor no correspondido
Luchando por ser amada
Cómo en la historia del gran pez.
De pronto sea yo
Solo amapolas rojas
Que tapizan el paisaje
En la ciudad Esmeralda
Donde Dorothy transitó.
O sea el alcornoque
Que Ferdinand tanto venera
De esa hermosa pradera
Dónde pasta sin dilema.
Es probable que yo sea
Un ramo de girasoles
Que sobre un simple mesa
Se marchitan en un jarrón,
Aquellos que inmortales
Se volvieron por Van Gogh.
O el ramito de violetas
Que cada 11 de noviembre
Y siempre sin tarjeta
Recibe la esposa
De su esposo admirador.
Pero concluyó este analisis
Con la certeza firme
Que la flor que me representa
Es la flor de cempasúchil,
Hermosa flor que corteja
A los parientes cercanos
Que vienen del otro lado
Cada año en noviembre el día dos.
Martha Patricia-Arauca-enero/22