Erguido frente a dios
que oculta su mirada.
Con los ojos escocidos y
el vientre pelado, lleno de
entradas, mi cuerpo, orificio
sagrado que no admite reglas.
Retorcido de dolor, gato panza
arriba, estrujada camisa helada,
mi cuerpo, abono insustancial
de caracoles muertos.
Y aún, en los labios, llevo escondido,
el dolor de ser plano.
©