Tras la luna nueva llegará octubre,
altos los pómulos, dulce la sangre,
encalada la cerviz, con su catedral
de vientos y su luz monacal, paciente
como el grano, verde como el junco,
tan próximo a mi arteria tan lejano de mí.
El corazón duerme temblándote en el labio,
respirando a mar que no pudo nacer.
Vienes con tus heridas pálidas, con ámbar
en el atardecer, con un humeante tambor
palpitando a gritos, con las pupilas
ebrias de voces que te nombran.
Vienes de allende las mareas con sus luces de gas,
de donde astros de hiel cimbran como campanas,
de donde los sueños son del color del musgo,
de donde el tiempo es un recuerdo ciego.
Eres el pájaro que viene de la niebla y hacia la niebla va.
Eres la nada perdida en el lado visible de la noche.
No me niegues tu sangre y guárdame la ausencia
por si antes hubiera de caer el mármol sobre mi pecho.
\"Pájaros de niebla\" (2022)