Mauro Enrique Lopez Z.

Tarde de espera

Te espere toda la tarde, tú 

misma prometiste, que yo nunca 

te lo pedí. Que tontería la mía, que vi 

caer el sol frente al mar, ni frío ni calor 

me dió, porque pensé que yo era 

ese ocaso, abandonado por el sol 

ocultandose, pero llegó la luna, y con 

eso me basta; soy felíz, que en ella 

me inspiro, que llega sin avisarme 

y me calienta con su rayito de Luna 

que entra en mi alcoba, a arrullarme 

y con eso me siento felíz.