Gonvedo

MORIRSE DE NADA

He pensado en la muerte largo tiempo.

He sentido la penumbra de su inesperada cercanía.

He visto su huidiza figura en la inerte pupila del espejo.

Me ha conmovido su venerable palidez y la largura de su hueso,

su boca sin sonrisa y el vacío insomne de sus ojos.

Vino a mí un invierno y me distinguió con su silenciosa compañía.

Se aferró a mí con la ciega voluntad del que no se entrega aun en la derrota.

Para entonces mi cuerpo era fiebre encarcelada, parteluz de aquel mismo fuego

tenuemente adormecido, lívida memoria manando del rastro de la herida.

Me pareció que yo no era más real que mi anfitriona,

un fugaz recuerdo sofocado en la cuenca de su mano.

Ella empezo a ocupar mi espacio, a desoír mi delirio

velando por mi cordura, y así hizo suyos mis gestos.

Pasado noviembre, cayó la máscara del sueño y mayo florecía.

Por un instante, la vi partir y en silencio quedó atrás,

volví como cadáver a mi cuerpo, una mueca de dolor de aquellos días,

para renacer en el desconsolado verano de mi ausencia.

De nuevo estoy aquí muriéndome de nada para vivir más tiempo.

 

 

\"Pájaros de niebla\"   (2022)