Cerca del centro interno del respiro creo
al espíritu que hace vibrar mis sentimientos
él acciona acelerado golpeteo
en ese rojo corazón de mis deseos.
¡Ah cuanto latir, imbuido, vivo,
genera con su presencia llena
a mi soledad depresiva plena ¡
¿Cuál reacción no mostrara mi cuerpo inmóvil
temblando en mi cuerpo por cercanía de sus calores,
y, su santa voz vibrando haciéndome más débil,
cuál de ellas no dejara sus impresionados reflectores
en temor extremo por tal princesa?
¡Oh no! Ya mi cuerpo no reacciona;
¿Dónde una cura para este cuerpo mío?
y recrudece mi timidez que la impresiona.
¡Oh, Dios mío, haz nacer valentía en esta alma mía…!
¡Y que su nombre pronuncie en este día!
Lic. Isaias González Arroyo