Las calles de mi pueblo
Huelen a acemita, recién horneada
Al ruido que brindan sus quebradas
Y con nostalgias bañan mis añoranzas
O a la neblina, que desde las montañas
Con intensidad frecuentemente las bañan
Y en la blancura hermosa las engalanan
Las calles de mi pueblo
Huelen al permanente y dulce recuerdo
Que aún me queda de aquella hermosa serrana
De la que me prendí en la misa del domingo
Y que desde entonces se apoderó de mi alma
Aunque ella lo ignore siempre la llevo conmigo
Como si de verdad compartida se tratará
Talvez sea una travesura de mi alegre infancia
O el simple capricho de un viejo paria
Sin embargo a pesar del tiempo me sigue robando el alma
Las calles de mi pueblo, huelen a quemado caramelo
Y a la dulzura de los surcos, recién arados
O al color que ofrece, el sabor de sus suelos
Cuando de sudor quedan impregnados
O las lágrimas, que siembran sus labriegos
Cada vez que se le desorienta el ganado
Las calles de mi pueblo, huelen a maíz tostado
Y a las rosas que brindan su néctar aromático
Cuando la lluvia con fervor las empapa
Es como el perfume, que resulta enigmático
Cuando escondida fiesta las engalana
Y se conjugan, alegres con el frio de la montaña
Parecen celebrar con alegres carcajadas
El agua que desde el cielo con amor las baña.
Las calles de mi pueblo
Huelen a recuerdos y añoranzas
Al agua que riega sus sueños
Y al alegre tañido de las campanas
Huele al delantal de las abuelas
Aliñados de fresca esperanza
Cuando en el fogón de su risa sueña
Y con oraciones, su quehacer amasa
MANUEL ENRIQUE TUA AGUILAR