Ayer, me la gocé, cocinando.
Ofrecí un menú, tan exquisito,
Desde la letra “a” hasta el infinito.
Todo fue una delicia, sazonando.
Mi despensa es hoy, vana quimera.
con platos, que no son, de primera.
Respiran un antiguo acento, sin loores.
Como ramo de futura, sin flores.
Mientras, observo, la arena blanca.
Medito, en mi existencia, de trovador.
¿Seré suplente…? ¿o esforzado rimador…?
¿Me quedaré, sentado en la banca?
Soy libre de desolación y de la tristeza inmunizado.
Las preocupaciones que me desgastan, no cargo.
El gran tempano, que quiso hundir mi barco,
Lo trituré, para preparar un delicioso granizado.