Afecto, cariño, ternura y amor,
arrebatado delirio de pasión,
querencia, inclinación y predilección
fueron mi gran cautiverio de admirador.
Quería ser tu explorador y descubridor,
tu tenorio, tu seductor y el ligón
enamoradizo de tu seducción.
¡Con fervor y fulgor, tu cautivador!
Pero no me ansiabas, ni te atraía,
ni me adorabas o prendabas de mí.
Percibí que mi arrebato prohibías
y que mi chifladura resultaba baladí,
mientras moría en sombrías melancolías
al ver, tu resplandor, marchitarse en mí.