Sabes que ya no amanece en Bourbon Street,
sobre su asfalto la luna derrama jazz y neón.
Es Mardi Gras y los astros giran a quemarropa
alrededor de ases de picas.
Calle abajo una lengua de mar
persigue la eternidad en un recuerdo ido,
y cruzan el cielo barcos mercantes
que vuelven su proa hacia el ocaso.
Los perros ya no ladran a las estatuas,
varadas como mástiles entre los árboles
que sueñan con pájaros de niebla.
Dicen que los fantasmas y las prostitutas
llegaron al mismo tiempo al Barrio Francés.
En el mismo garito pasan consultas
el Dr. John, con su pluma de ganso en el sombrero,
y Marie Laveau, vaso de bourbon y sortilegio antillano.
Madame LaLaurie acude todas las noches
a su antigua mansión de Royal Street
a recoger su polisón y las enaguas.
Mientras las aguas del Mississippi lentas y serenas
siguen creciendo a su paso por Baton Rouge.
Una pálida luna cajun sortea las tinieblas,
y un gallo canta bajo las hojas del sasafrás.
En el jardín, donde Reese Whiterspoon baila,
mejilla contra mejilla, con el hombre pájaro,
las noche es húmeda y cálida, pero inviernos
sin nombre volverán a aplastar sus lívidos
rostros contra las ventanas.
Ah, mi hermosa criolla, antes de que el frío
llegue ten enviaré mis maletas por Greyhound.
Goodbye pork pie hat, tan pobre soy
que hasta las ratas duermen en mi sombrero.
\"Pájaros de niebla\" (2022)