Antonia Ceada Acevedo

Observé y sonreí

Observe, quedé mirándome

en  el  espejo  nítido  del  tiempo

que no pasa  por mi  savia.

Encontré:

 mi filosofía atípica   jugando

a la metafísica  de la vida, mi vida.

Tropecé, con metáforas  pasadas

que nos impone la  vil memoria .

Y en la playa, la mar del alma

hallé mujeres de todas las razas.

Choqué con frescos  horizontes

en  la pleamar  de  mi historia.

Allí estaba, llena  de lunas llenas,

marcada por salvaje, por rebelde,

por  animal, por  ser  poesía,

por polizonte en  otros navíos…

-Y sonreí.

Sonreí:

a las crueles  dudas y sus abismos,

a  las paralelas vías del “ahora”,

a mi útero despoblado de llantos,

a  la militancia, pausada, de la soledad,

a   las corrientes de deseos y de sueños

que convergen en los lagos de mi niñez,

a  la frustrada  fantasía  de la juventud,

al amor  de siembra  y cosecha

que di y  recogí  en  este oleo de espátula,

a  mi espalda doblada, a mi s rodillas

arañadas  por el  atril sepia  del  sistema.

Observe, quede  mirándome

en  este libro  que  nunca  nadie  leerá.

 

Antonia Ceada Acevedo©