Abrió la puerta, y el olor a tierra mojada era cada vez más penetrante,
algunos helechos colgaban a lo largo del corredor de la casa,
y a través de los techos rojos, un ligero rocío deslizaba sus gotas de cristal,
mientras saboreaba una taza de café humeante en sus labios,
el jardín desaparecía lentamente entre la neblina