Mi corazón lo sabe,
siempre lo supo;
nunca fue mío realmente,
siempre fue tuyo.
Antes de ser nosotros,
antes de amarte; mucho antes,
yo era una estatua viviente,
hueca y sin nombre,
con hambre de amor.
Mi corazón lo sabe,
lo supo naturalmente;
así como aprendió a latir,
también aprendió a quererte.
Mi corazón lo sabe,
sabe que pasas y giras en él,
como si fueras mi sangre,
estás en todas partes como el aire
y te vivo al respirarte, y yo te sé
y tú me sabes como nadie.
—Felicio Flores