Me libero de las ataduras que me aferran al final, para comenzar lo que es para mí la muerte en pausa.
Por las anclas que me mantienen en la dicha de encontrarte en el comienzo y por esas circunstancias que te alejan y te sueltan.
Por el dolor que deja la distorsión en la injusticia de hacernos cargo de lo que no es propio, salpiquen de barro nuestros pies al columpiarnos de la mano.
Porque no se puede estar y ser la misma, la que espera en la pausa, que el tiempo no sea perdido y se pierde.
Si afuera hay lluvia y no llevamos paraguas!
Me quedo con las burbujas que logran reflejar refugio de lo que a veces es tu habla y mi escucha.
Y si en nuestros sitios, aún hay lugar para la noche,
para los deseos que nos fueron brindados,
ahí estaré y ahí estarás
y yo seré feliz mañana.