Guarda mis cosas
y déjalas que duerman
en tu regazo.
Porque esas cosas,
que fueron confidencias
están cansadas.
Quiero que tengan
descanso y dulces sueños
y poco más.
Fueron a ti
en ratos y en momentos
de gran angustia.
El alma llena,
el llanto en la pupila
y con dolor.
Fueron al puerto
que busca el navegante
como refugio.
Por eso, ahora,
te pido que recojas
estos retales.
Versos y besos
pedidos y buscados
con utopía.
Y tantos sueños
surgidos de una infancia
que ya acabó.
Rafael Sánchez Ortega ©
11/01/22