Ruben Darío, en tus Responsos y Elegías,
mas aún al evocar con tronío a un inmortal,
el vate francés Paul Verlaine, tu nos decías
con versos de sublime musicalidad universal:
-“Padre y maestro mágico, liróforo celeste
que al instrumento olímpico y a la siringa agreste
diste tu acento encantador;
¡Panida! Pan tú mismo, que coros condujiste
hacia el propíleo sacro que amaba tu alma triste,
¡al son del sistro y del tambor!”
Eres el padre insustituible del Modernismo,
el gran poeta del pobre y mestizo continente
versificando tonante el dual pesimismo y optimismo
desde la calma canción profana de tu ínclita mente.
En el natal, nicaragüense evocable año Aniversario,
feliz cela gozoso el ensueño erótico de la Musa,
de Calíope los embriones en el más sacro glosario.
Genio vencedor de toda lírica hispánica o lusa…