Alberto Escobar

Fue

 

 

 

 

 

 

Fue de una noche, 
fue de un viernes tras el trabajo, 
fue de estar solo en el bar 
de siempre. Fue verano , poca gente.
Fue de permanecer en el anonimato,
fue de observar el llenar de las mesas
alrededor, grupitos numerosos unos
otro no tanto, fue de esperar a la vida
a que me llenara la mesa y hablar. 
Fue aguardar sobre unas dos horas,
fue aguantar estoicamente, llenándome
de mí mismo y replegándome hacia dentro
confiando en la vida, como siempre,
la vida que es mi mejor amiga
y siempre acude a mi rescate.
Fueron un grupo de tres chicas
y dos chicos que se sentaron a mi lado,
fue ponernos a hablar y congeniar,
fueron risas, confidencias, confianzas
en un abrir y cerrar de ojos, 
fue hablar como si fuéramos amigos
de siempre, fue...
Así fue, así es el destino, así me cuida
la vida, siempre trayéndome a probar
los más dulces manjares 
que se venden en los abastos. 
Se fueron a otro sitio, a bailar, 
me ofrecieron acompañarles pero no quise,
me sentía ya satisfecho de calor,
yo que acostumbro a que el rocío
descanse sobre el vello retrayendo
la escarpia, bebiendo el frío de una ducha
a altas horas de la noche sin rechistar.
Fue que volví satisfecho, con el aliento
del roce sobre la cal viva de una piel
ahíta de sortilegios y desbandadas. 
Fue que bendije a la vida una vez más...
Fue que me acosté y dormí a pierna suelta,
sonriendo al cielo y a sus renglones torcidos. 
P.D. Hoy, ayer mismo, mañana, como, comí
y comeré amistad porque he aprendido
la necesidad, la importancia del calor
para que la vida sea una y otra vez cada día.