Levanté la copa
del mar del recuerdo,
bebí un instante
envuelta en misterios
imagenes vivas...
y lamentos muertos.
Bebí en un sorbo
la dicha ... y la paz,
descubrí el sabor
del bien... y del mal
Dejé resbalar
el don magestuoso
de poder soñar.
Me elevé hasta el cielo
caí, a los abismos,
robé de la fuente
pecados... y glorias.
me dejé cegar...
me envolví en la luz.
Crucé los espacios
del tiempo... y la nada.
Bebí del ocaso
cual néctar amargo
el sorbo siniestro
de la soledad.
Levanté la copa
y bebí acallando,
mi necia locura...
y mi oculta verdad.
Maria Ines Pascuccio.