Sí, yo soy otoño y tu primavera, agua fresca. Fuego que arde hasta en leña mojada
me gustas así; joven alocada, desinhibida, fresca como fruta. Espontánea y autentica.
Tu edad justifica tus locuras, ocurrencias, tus días del mes y defectos, que te embellecen;
tu libertad, tus metas y ambiciones y cada detalle que te hace la perfecta-imperfecta.
Mi amor llego a ti, no para cambiar nada de tu vida, sino para estar contigo, caminar a tu lado, gozar de esa aspiración de ser cada día mejor, de ayer y antier. Ver crecer tus alas, compartir ese pedazo de cielo. No quiero podar tus alas…aprende a volar. Estar y compartir contigo esa parte del cielo que baten tus alas
Si en tu vuelo caes, te levantare con amor y te animare a que lo vuelvas a intentar. Vuela siempre.
Quiero abrazarte tiernamente cuando llegue el invierno, poner mi hombro cuando se inunden tus ojos, darte la mano cuando te asalten las inseguridades; porque tú me das la fuerza de empezar a vivir, de reverdecer. Haces que me guste mi nueva historia, el brillo de mis letras. Me contagias tu eterna y florida primavera, con la que adornas mi corazón. Es tan lindo saber que alguien te quiere, a pesar de que tu calendario ya no tiene hojas.
Abriste como Moisés mis caminos de fracasos y me llevaste hasta esa parte de la vida donde el tiempo ahora dice que no fueron fracasos, sino experiencias. Quitaste el valor a las cosas y pusiste en la más alta estima el amor sincero, incondicional y solidario. Nada que no me hayan dicho los latidos del corazón en los primeros besos de mi atardecer. Ya no siento celos de que el sol de la mañana se pose en tu cuerpo.
Porque tú me enseñaste que no hay edad para el amor, solo prejuicios de la gente. Qué es posible amar hasta en el último momento de la vida, siempre y cuando nos encontramos con la persona indicada; con esa perfecta imperfecta que nos hace amar sus locuras, bajar la guardia, olvidar las noches oscuras y caminar al amanecer.
Me gusta tu forma de ser primavera, flor en actitud de poesía. No eres solo rostro, cuerpo y pelo largo. Poema por las tardes, aplauso en el café nocturno, vino tinto en las madrugadas…Eres todo, obra que Renoir, pinto en aquel oleo de enamorados, eres el amanecer continuado de todas mis tarde, bañada en ese roció, que solo tú provocas.
Me gusta tu caricia temprana en mi árido otoño. Porque no buscas momentos, sino acontecimientos, te gustan mis palabras acomodas sin tiempo ni estaciones. llegaste a mi corazón a compartir la vida en un poema, que intercambias por hechos, eres una rosa sin espinas. La caricia tierna en invierno, el olor de mis sabanas que llena mi ancha cama.
LENNOX
EL QUETZAL EN VUELO