No tienes idea
de lo que hoy
siento por ti.
Tendría que remontarme
al pasado,
y recordar todo
lo que yo sufrí.
De joven me
quedé sin mis
padres, sin mis
abuelos, sin mis
hermanos...
Me enamoré
y me uní a ella
por dos años,
y después, nos
separamos.
Conocí después a
una mujer mayor
que yo, cuando
tenía veintiseis años,
convivimos un año,
y nos separamos.
Lo nuestro no fue
amor, fue solamente
deseos, de fregar
nuestros cuerpos
mutuamente.
Y después, el olvido,
hasta el próximo
encuentro.
Y así, una, después
otra, y otra...
No me creo
un Don Juan.
Sólo un enamoradizo
del amor.
O tal vez un ser
que me atrapa
el sexo.
Y ahora, a mis
treinta y cinco años,
te conozco a ti...
Y tenlo por seguro:
mi vida es otra.
Mis vivencias
son otras.
Mi personalidad
es otra.
Mi suerte...
Mi mentalidad.
Tal vez hoy esté
pagando lo
que he hecho.
Para bien
o para mal.
Cuando me comentaste
de tu problema...
me dí cuenta
de que por lo
que yo pasé,
no fue nada,
comparando tu problema.
Quiero ayudarte,
y al mismo tiempo
acompañarte,
y que me acompañes.
No es como
tú me dices
que en mi vida
todo ha sido tristezas...
O tal vez tengas razón...
Pero a pesar de tu
problema cerebral,
quiero estar contigo,
y que juntos
andemos por la
vida.
Cuando pienso
en mi pasado,
y palpo la realidad
de mi presente,
noto la diferencia
de lo que fui
y de lo que soy.
Lo favorable
en mí en este
momento,
es el de estar
a tu lado.
Y que no por
tu salud te sacrifiques
en no estar tú
al lado mío.
Tienes tu familia,
yo no tengo a nadie,
y me siento parte
de ella.
De tu familia
y de ti.
Me dijiste que
me inspirabas piedad.
Estás equivocada.
Lo mío es realmente
amor. El que tal
vez nunca he sentido.
Ahora así es,
y permíteme
estar en tu vida.
Me acompañarás
en mi soledad,
y yo te acompañaré
a tí en tu corazón.
¡Qué difícil
a veces es
congeniar sentimientos!
Sentirse acompañado
y amado.
Muchas veces comentaste
que te sentías sola.
Yo te ofrezco
mi compañía para siempre.
Olvida mi pasado.
Vivamos el presente.
No siento piedad
por ti, es amor.
Si sientes lo mismo,
como tantas veces
me confesaste,
no desaprovechemos
esta oportunidad
que nos da la vida.
Acéptame, como yo
te ofrezco este,
mi amor...
Hoy, como nunca,
tengo muchas
ganas de encontrarme
contigo, porque mi corazón
late clamando tu presencia.
Todos los derechos reservados del autor(Hugo Emilio Ocanto- 19/07/2012)