Esas lágrimas que han rodado libremente
con la libertad que la soledad les da,
caen convirtiéndose en cristales,
diamantes puros que brillan en la noche,
estrellas temblorosas en el firmamento.
Por los campos corre el gran río,
repasando con sus ímpetus de gran señor
pasajes reales y ficticios van surgiendo
en la espesa y tosca película de vida,
largometraje de una cinta de calor.
Se convierten esas lágrimas en vida
para una mejor razón de amar,
todo lo que surja de un haz divino
que lo da todo por nuestra felicidad,
y por una buena visión de la soledad.
Monserratt Casteleiro/Akacia