Y aunque las rosas
tengan espinas,
yo muero por una rosa,
por un beso,
por las luces y las sobras
por tu beso, por tu amor..
Aunque las verjas de la vida,
de la mar o del cielo
se me cierren
y aunque mi mañana se nuble,
como se nubla
una tarde de otoño..
Yo moriré en los suspiros
que de mi boca fluyen
cual fiera salvaje,
por el sacro sabor
que tu boca desata.
Te amo,
en el arcoiris bello de las cosas.
En una honda que va y que viene,
en los suburbios
de mi estrellada cabeza
y en las estrellas,
que amanecen cada noche
para iluminar tu belleza.
En la necesidad de amarte
descubro yo la vida,
la muerte y la resurrección;
la infinita alegría;
la ilusión y el Vergel que
mana indomable
de mi poesía.
Te amo como manantial
que besa la tierra
y en su paso de cristal y barro,
penetra en lo profundo
que de la misma tierra brota.
Sí, te amo, libre,
en la libertad de vivir
preso en tu recuerdo,
en tus brazos y en tu suspiro,
en la imagen inmortal y etérea
que me deshace
en los átomos del tiempo
cuando libre y esclavo
y sin rendición...
¡yo te beso.!