Xabier Abando

Quiero volver a Granada

 

Dale limosna, mujer,
que no hay en la vida nada
como la pena de ser
ciego en Granada.

(Francisco de Icaza, embajador y poeta mexicano

—-oooOooo—-

Deseo volver a ver
la incomparable Granada 
y despacio recorrer
cada rincón de la Alhambra,

abiertos ojos y boca,
del asombro extraordinario 
que su hermosura provoca,
que falta vocabulario 

para un elogio cabal 
del increíble tesoro
que dejó en este arrabal 
un destronado emir moro,

después el Generalife,
ensueño de agua y jardín,
el Paseo de los Tristes
y la cuesta del Chapiz,

de camino al Sacromonte,
que fue origen de la zambra,
y al Albaicín, desde donde
la hermosura de la Alhambra

y, al fondo, Sierra Nevada,
se te graban en el alma.
Este barrio de Granada
merece verse con calma,

recorriéndolo despacio,
rindiéndole los honores,
por los jardines y patios 
de sus cármenes, con flores,

por sus calles intrincadas, 
de entramado medieval,
por sus cuestas empinadas,
por su esencia de arrabal.

Son de visita obligada 
el palacio nazarí
Dar al-Horra, que habitara 
la madre de Boabdil,

último emir de Granada, 
Puerta Elvira, en la muralla,
y en el centro, en la llanada,
la hermosa plaza Bib-Rambla,

la tardía catedral,
de estilo renacentista,
con la capilla real
del gran Egas, fino artista, 

gótica, al modo florido,
la cercana Alcaicería,
antiguo bazar morisco,
la real Chancillería

en la plaza dicha Nueva
más ancha al cubrir el río 
Darro y mochar su Carrera,
o el que fue barrio judío,

hoy barrio del Realejo,
al socaire de la Alhambra,
en cuyo bosque, no lejos 
se halla la Puerta Bib-Rambla,

desterrada de su plaza.
Granada supo inspirar 
a don Francisco de Icaza
y vuelvo yo a suspirar

por poder ver otra vez,
con sus torres almenadas,
la Alhambra, al atardecer,
y, al fondo, Sierra Nevada.

© Xabier Abando 08/02/2022

 

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(Benjamín Núñez Fotografía)