Me cosieron la boca y los ojos
me inocularon coca cola por las venas
todo transcurre en una película argentina
todo bien? me preguntó alguien
desde alguna parte
ahora ya no puedo seguir hablando por la palabra
ustedes se esfumaron desde ese halo de luz
lo demás desapareció junto con el rojo en el lavabo
se obliteraron en humo o lluvia de la ciudad
un edificio a mi punto de vista desaliñado poco ilustre
a mí me arrastraron hasta un ascensor reducido y húmedo
como vientre
rojo
(la intensidad del color filtraba la venda)
olía a pierna humana
como en el corredor de Lautréamont
¿Aceptas? me preguntan ocultos en lo que para mí parecían rastrojos
por la radio tocaban un techno y los perros ladraban del otro lado
en lo oscuro... la música se me emplasta en los oídos
por ahí puedo sentir bien
por acá no
los ladridos comienzan a arderme en los oídos
los hombres sacan pistolas
a mí me trataron como todo un señuelo para calmar sus fines
olvidando su moral y la piedad
la habitación se adensaba hasta el mismo color del miedo
ahora el espacio y las sensaciones eran intensidad pura
energía pura
mi cuerpo se confundía con el pasillo y mi pensamiento con mi cuerpo
un perro metía y sacaba su lengua muy roja
la sangre me chispeaba en las venas
(me habían inoculado fenciclidina)
el pasillo se hacia de colores encarnados tras la venda
todo iba siendo brillo y color y ardor
I HAVE THE POWER//
pensé entonces
y desembocamos como si fuera un coito, desembocamos:
amanecí en la calle Pedro León Gallo había baldíos,
por todas partes, fierros viejos, rieles, huellas,
niños en desamparo:
a la izquierda de mi cuerpo, de mi dolorido sentir,
había un túnel, rojo,
gruta vulva socavón o cueva,
las nubes descendían al nivel de mi cara,
un perro calcinado metía y sacaba apenas su lengua roja
amanecía en el estero de infierno con sus habitaciones
pintadas de rojo intenso para colmarse del miedo bíblico
ese que aguardamos al siguiente hecho de sentirnos pertenencia
y miramos indolentes a quien nos revela sus amarguras
/Corticoide
Abrí los ojos: el mundo estaba en descomposición
yo me sentía quebrada, descompuesta, colmada , no sé
que más, pero la lengua era una víscera que se me había corrido
desde dentro y me ocupaba toda la boca, que casi no me dejaba respirar,
estaba amarga, de metal, ya no era mi cuerpo, eso que me dejaba hablar,
gustar. Los hombres, las hembras, se habían hecho
negros fantasmas costurones vulvas
abiertas en el paisaje bajo la cruz de miedo
del Cerro La Cruz: el mundo me volvía a flash, un poste,
una vitrina, un reflejo un maniquí. En otra película a un tipo
le inoculaban coca cola por las venas:
delirio- cultura- culpa- mierda:
más allá de mi cuerpo había un poco de pasto,
champas proliferando a porfía.
Podía echarme ahí y esperar a que las
maravillosas nubes bajaran y me cubrieran
y me tragara esta derrumbada totalidad.
Un liquido que no era sangre me corría por las venas,
pero cómo saber, si no era sangre y es siempre sangre
lo que a uno le corre por las venas. Traté de recordar
caras, pero el mundo me venía a flash.
Estaba encandilada, me dañaba la luz los ojos
era energía pura, ácida caliente como Venus,
muerte. Una maldita me hacía ser y hacía los contornos
desmedrados, descompuestos, podridos pero circulares,
yo estaba metida en una esfera total.
En otra película el mundo era una esfera
en blanco y negro despoblado por fantasmas
y habitado por dos peces rojos devorando
su propio reflejo a falta de victima.
La muerte es un almirante pez y yo sin ansias
para cubrirme con la vida he caducado
yo soy un puro ojo y color.